Un reencuentro inesperado [Tyler]

Directa a Silver Sea’s. Sí, como todo aquel joven que era rico y desastre, sus padres habían mandado a ésta pelirroja a aquel lugar, o como algunos le llamaban; la jaula de oro. Iba contenta, sin ninguna pega ni resistencia, pues allí era donde se encontraba su hermano. Hacía años que no le veía y le echaba de menos en todos los aspectos. Sabía que Tyler tenía una casa, habiendo dejado de lado el apartamento que en su día le habían ofrecido sus padres, como ahora lo hacían con Ash. Haría exactamente lo mismo. No quería absolutamente nada de sus padres, por lo que había decidido ir a pedirle cobijo a su hermano esperando que éste se lo concediera sin dudar mucho. Quería tenerle lo más cerca posible.

Había llegado al lugar donde ahora viviría. Era por la mañana, el sol ya había salido, pero aún así hacía frío. Iba como siempre solía vestir; sus pantalones pitillo, unas zapatillas vans y una camiseta corta sin escote pero por encima una sudadera. Se dispuso a andar para encontrar lo antes posible aquel lugar, tenía la dirección exacta donde se encontraba la casa de su hermano por simples contactos. Paró un taxi en cuanto se le cruzó. Se montó acurrucándose y le dio la dirección al taxista. Fue en silencio todo el trayecto mirando por la ventanilla, pensando en su hermano, en si la reconocería... Sin apenas darse cuenta el taxi paró. Había llegado a su destino. Le pagó lo que le correspondía y salió directa hacía la puerta de aquella casa en ruinas ¿allí era donde vivía su hermano? Una vez frente a la puerta, suspiró. Estiró su brazo dispuesta a llamar a la puerta, pero ésta estaba entornada. La abrió del todo escuchando el chirrido que ésta hizo al abrirse - ¿Tyler? - Gritó, esperando que éste contestara, pero aquella contestación no ocurrió. Sin esperar más tiempo, entró. Viendo un recibidor para nada de su estilo. Giró su cabeza a su derecha viendo por un agujero lo que supuso que era el salón. Ahí estaba su hermano. Dormido en el sillón. Le observó por un corto espacio de tiempo. Parecía tan tierno en esa postura. Se acercó con suavidad sin hacer apenas ruido. Una vez a su lado le asustó. O eso pretendía.

Había estado toda la noche anterior de fiesta, y cuando yo digo fiesta me refiero en el Club. Anoche me había tocado pelear con un tio nuevo y bastante duro, al final aún no sé como conseguí que se retirara, pero me costó mucho sudor y aún más sangre. Tenía la boca completamente llena de sangre, pero no de la boca ni del labio, si no de mi frente. Después de acabar en el Club fui al hospital, a urgencias para que me cosieran la herida. Tal vez tras ello tendría que haber ido a casa, para que no se saltaran los puntos ni nada por el estilo, pero lo que hice fue salir de fiesta. Estuve en una de esas supuestas divertidas discoteca beiendo, fumando y hasta calló una pequeña raya, un día era un día. No sabía muy bien como llegué a casa, solo sé que llegué tarde y que caí dormido sobre el sillón del salón de mi casa.

Al día siguiente mientras dormía cuado ya era algo tarde oí como un grito el cual ignoré, pensaba que era producto de mi imaginación por mi resaca o algo así. Traté de seguir dormido, pero alguien se acercó a mi, o al menos eso yo noté. De repente esa persona trató de asustarme, y simplemente me día la vuelta para ver quien era. Se trataba de mi querida hermana Ashley. Sinceramente la había echado mucho de menos, pero no soy un hombre que muestre expresamente su sentimientos, por eso simplemente me levanté y mientras me ponía unas zapatillas que había frente a mi y me colocaba bien mi boxer la saludé mientras me levantaba. -Ah, hola Ashley... Mientras fui hasta la cocina, cogiendo una caja de cereales de la despensa y un tazón para ponerlos en él. Luego mientras echaba la leche la miré a la vez que yo iba hacia el salón de nuevo. -Dime, ¿qué haces aquí pequeña?... Tras decir eso tomé una cucharada de cereales.

Se echó a un lado. Su hermano ya se había despertado, al fin. No esperaba un abrazo efusivo ni mucho menos, sabía perfectamente el hermano que tenía y como era éste; para los sentimientos era totalmente inexpresivo. No pedía que cambiara pues así era como le conocía y con sus defectos y virtudes le quería. Sus labios se extendieron en una gran sonrisa. Se alegraba de verle. - Hola Tyler - Saludó, con la misma efusividad que su hermano. No pudo evitar echarle una buena ojeada de arriba abajo cuando se dirigió a la cocina. Mientras éste desapareció del salón Ash pegó un salto sentándose en el sillón, como “pedro por su casa”.

Observó aquel salón, no era enorme y menos aún de su estilo pero para simplemente tener un techo estaba bien. Acarició su pelo mientras esperaba que Tyler apareciera de nuevo por el salón, tenía que hablar con él antes de nada. Pronto pasó lo que esperaba éste apareció con un tazón, el cartón de leche y los cereales. Escuchó su pregunta y sonrió de lado, al menos se lo había puesto fácil para contarle lo que tenía en mente - De eso quería hablarte, grandullón - Dijo la última palabra con tono irónico - Sabes que no soy de las personas que se andan con rodeos, por lo que seré clara y directa - Prosiguió haciendo una pequeña pausa - ¿Me dejarías quedarme aquí contigo? - Preguntó sin más.

Seguí comiendo aquellos espantosos cereales mientras la escuchaba. Mientras tanto el olor producido por la fábrica de papel junto a mi casa empezó a entrar por las ventanas. Estaba acostumbrado a aquel olor ya, pero aun así se me seguía haciendo raro tal olor. Comí otra cucharada de mis cereales y la miraba a los ojos mientras ella me hizo la pegunta. Al menos era directa, cosa que en ella me gustaba, si no le resultaba incómodo pedirme cobijo a mi tampoco me iba a resultar incómodo dárselo. -Claro, arriba tienes una habitación libre, puedes dejar allí tus cosas. Dije mientras con la cabeza señalaba hacia atrás donde se encontraban las pudridas escaleras que llevaban al piso superior donde se encontraba mi habitación. Cogí luego mi bata rosa casi blanca con dibujos de tazas de café a colores y me la puse porque en esos días hacía bastante frío. Me rasqué mi perilla y miré por la ventana observando a un pequeño grupo de gente que pasaba frente a la casa y aceleraba el paso hasta perderse. Es increible como la gente teme lo que no conoce. Luego me di la vuelta y vi a Ashley aún de pie en el salón, cogí un cigarrillo y lo encendí mientras le hablé. -Vamos, te acompañaré a tu nueva "suite". Dije dándole después una calada al cigarrillo y dirigiendome a las escaleras sin mirar si venía ella tras de mi.

Mientras esperaba una respuesta, de sí le dejaba quedarse a vivir o no en su casa, a su nariz le llegó un olor bastante raro. Aspiró un par de veces haciendo que su nariz se arrugará ante tal olor. Giró su cabeza observando tras la ventana queriendo identificar de donde provenía aquel olor, pero la voz de su hermano la distrajo volviendo a girar su cabeza para mirar a éste y escuchar la respuesta que había esperado. Sus labios se extendieron en una sonrisa “perfecto” pensó la pelirroja sin que se le borrara aquella sonrisa - ¡Gracias hermano! - Exclamó levantándose del sillón para disponerse a caminar al pasillo donde se encontraban sus maletas. No traía gran cosa. Un par de maletas pequeñas. - No quería nada que viniera de nuestros padres - Comentó. Refiriéndose al piso. Cogió las maletas y se dirigió de nuevo con ellas hacía el salón donde se encontraba su hermano poniéndose una bata. No pudo evitar que una pequeña risa saliera de su boca al ver la figura y el color que formaban aquella bata. Se mordió el labio para que apenas se escuchase la risa.

Un ruido que provenía de la calle le hizo girar la cabeza observando de nuevo por la ventanilla viendo a un grupo pequeño de gente pasar frente a la casa, pero pronto desaparecieron volviendo a dejar ese vacío. Afirmó al escuchar la voz de Tyler. A eso estaba esperando; a que su hermano le acompañara, pues aún no se conocía bien la casa y no podía ubicar la habitación donde se instalaría. Comenzó a caminar arrastrando sus maletas de ruedas, siguiendo a su hermano hasta unas escaleras que llevaban al piso superior. - Veo que no te ha ido del todo mal este tiempo - Comentó mientras comenzaba a subir las escaleras tras su hermano.

Empecé a subir esas escaleras echas polvo, con madera podrida, que al mínimo golpe fuerte se romperían sin saber si mi hermana seguía detrás de mi o no. Metí mis manos en los bolsillos y llegué al fin a la parte superior de la casa. Según subía se veía mi habitación, la cual señalé y después le comenté algo a Ashley. -Esa es mi habitación, por si alguna noche necesitas algo. Luego di una calada al cigarrillo y mientras soltaba el humo volví a comentar. -Pero lo que buscamos es tu cuarto, no el mio. Seguí caminando un poco más hasta llegar a una habitación que solo tenía una pequeña cama y un armario bastante viejo. -Bienvenida a su suite señorita. Tras comentar esto fui hacia el viejo aramario y busqué unas sábanas, pero solo había unasbastante viejas y algo rotas. Claro, como solo vivía yo allí no me había molestado en comprar algunas sábanas más para esa habitación. Le mostré las sábanas presuponiendo ya que no las querría. -Solo tengo estas sábanas, asi que si quieres esta noche puedes dormir conmigo hasta que compremos sábanas para ti mañana. Di una calada más al cigarrillo y lo tiré después por la ventana. -El baño es el cuarto de la izquierda, lo que me recuerda que yo iba a bañarme, asi que si me disculpas... Me quité la bata y la dejé tirada en el piso pero habiendo cogido antes el paquete de tabaco. Luego fui hasta el baño y mientras me desnudaba abrí el agua para que se llenara la bañera.

Las escaleras estaban totalmente echas mierda. Un gran paso y se harían cachos. Las subió con tranquilidad y pasito a paso cargando las maletas. No eran demasiados escalones así que tampoco tardaron mucho en llegar a la planta superior. En primer lugar se encontraron una habitación, que por lo que explicaba en ese momento su hermano era la suya. Una sonrisa picarona se asomó por la comisura de sus labios. – Sí, seguro que alguna noche necesito algo - Comentó como si nada. Estaba bien saber el lugar donde se encontraba la habitación del guaperas de su hermano. Afirmó ante lo segundo que dijo. Cierto era que buscaban su cuarto para poder instalarse cuanto antes y dejar de cargar las dichosas maletas. Siguieron su caminata hasta dar con la habitación de Ash. Sus ojos se abrieron como platos al verla ¿en ese lugar tenía que dormir? Suspiró. Solo era eso, dormir. La mayoría del tiempo estaría en otro lugar para no deprimirse demasiado. - Gracias, supongo – Agradeció por su comentario. Haciéndose paso para deshacerse de sus maletas. Las tiró por el suelo, sin preocuparse de ellas, y volvió su mirada hasta su hermano. Vio las sábanas que tenía y negó rotundamente – No, yo con eso definitivamente no duermo. ¿Quieres que me de algo? – Preguntó sorprendidísima por esas asquerosas sábanas. Prestó atención a su comentario y agarró su cabello. – Esa opción me gusta más. Así que no se hable más está noche duermo contigo. Seguro tienes mejores sábanas. Si no me tocará dormir encima tuya, no tengo problema. – Comentó con un pequeño coqueteo. Tragó saliva viendo como su hermano se quitaba la bata sin reparos y se dirigía hacía el baño. Se apoyó en el marco de la puerta siguiéndole con la mirada. Una vez se metió en el baño se metió en su “suite” y comenzó a ordenar la ropa. A la mitad lo dejó y se dirigió al baño, no podía más se estaba meando y como a su hermano le había visto todo no creía que tuviese problema. Entró en el baño.

Mientras me dirigía hacia el baño mi hermana hizo un comentario sobre que no le importaría dormir encima de mi. Eso me hizo recordar el día que yo la desvirgué. Claro que no le importaba dormir encima de mi, por muy hermanos que fuesemos había una clara atracción por parte de ambos. -Claro que no te importaría dormir encima de mi Ash. Dije con algo de indiferencia. Una vez me metí en aquella bañera vieja pero cómoda, que la bañera estaba casi llena, lo justo para apoyar la cabeza en uno de los bordes redondeados y salientes para no ahorgarme con el agua. Cogí una toalla pequeña y la mogé para luego ponerla sobre mi frente y mis ojos. Cogí luego un cigarrillo y lo encendí mientras ói como Ashley entraba en el cuarto de baño. Le di una calada al cigarrillo y luego suponiendo para lo que entró le comenté: -¿De verdad tienes que hacer eso ahora? Por el hecho de ser ella no me importaba tanto, pero odiaba que la gente estuviese en mi momento de relajación del día. Que estuviera meando no me importaba en absoluto, no iba a ver nada nuevo. -No me malinterpretes hermana, no es por el hecho de verte o que m veas, no vamos a ver nada nuevo ninguno de los dos. Lo que me fastidia es como el ruido que produces estropéa mi único momento relajado del día. Dije para después darle otra calada al cigarrillo y tirar la ceniza al suelo.

Escuchó las primeras palabras que salieron de su boca con tono indiferente. No le importaron. Le conocía demasiado bien y sabía como era. - Que listo eres cuando quieres hermano - Comentó simplemente y siguió a lo suyo. No iba a darle más vueltas al asunto. Una vez había entrado en el baño sin ni si quiera dirigir su vista hacía su hermano fue directa al retrete, pero se paró sin ni si quiera darle tiempo a levantar la tapa, al escuchar su voz. Afirmó, sí tenía que hacerlo se estaba meando y no podía aguantar. Quería comunicárselo cuando de nuevo comenzó a hablar. No, no había malinterpretado en ningún sus palabras, casi ni tiempo le había dado a pensárselo. Aunque seguramente por mucho que le hubiese dado tiempo no lo hubiese malinterpretado, se habían visto todo lo que se tenían que ver, no sería algo nuevo. Giró su cabeza resignada al oír sus palabras. – Está bien, no te molestaré ni un segundo más en un tu relajación pero… ¿podrías no tardar? Necesito mear – Comentó con voz casi de súplica mientras le miraba. Giró su cuerpo para dirigirse a la puerta y marcharse de allí.